Sinopsis: Silenciosa, altanera, guardas tus inconfesables secretos bajo sonrisas burlonas; hermosa, fatal, eterna… pálida, fría, muerta… destructora y vengadora, la precursora de Sehkmet, aquella que azoto las viejas civilizaciones… ¿qué ocultas? ¿quién eres?
II. Renaissance
Eso que llamáis recuerdos… en una energía tan antigua como la mía, viene a ser absurdo y obsoleto. Y me llamo energía, porque ninguna otra clasificación podría encajar conmigo. Soy un ser eterno, inmaterial, poderoso, con la facultad de amoldar las dimensiones y la materia contenida en ellas a mi antojo y capricho personal.
Incongruente, lo sé. A estas alturas de mi existencia, con el gran nivel evolutivo y basta sabiduría que poseo, el tener “caprichos” debería ser impensable. Pero desde los primeros retazos de memoria, he sido así. Orgullosa, con delirio por la estética, iracunda, temible… siempre complacida, siempre alabada, siempre el centro de mi universo. No busco el bien común, ni la elevación de los seres inferiores, ni la creación de un idílico paraíso…
Los paraísos no existen para mí. Ya no. He visto millones de civilizaciones formarse y destruirse en los eones que ha durado el letargo del que apenas despierto. Nada dura. Ni la muerte ni la vida. Ni la Nada ni el Todo. Ni la felicidad ni el dolor.
¿Porque duró yo?
No lo sé.
Mi hogar no duro. Se destruyo bajo las llamaradas gigantes de soles gemelos; titanes que se alimentaron de sus hijos, envidiosos de su grandeza y prosperidad. Los colores de ese último atardecer perdurarán para la eternidad en mi mente. Fueron grabados a fuego, en un alma de fuego…
Mi cuna, mi lugar de nacimiento, tampoco duro. Se ha perdido en la inmensidad del espacio entre galaxias, en el rincón más profundo de la nada; yo y mis hermanos apenas y recordamos a nuestro Antiguo Padre envuelto en el Torbellino del Caos… intentamos muchas veces llegar a él y jamás logramos, siquiera, localizarle. Es normal que nos diéramos por vencidos, agotados de esa exploración, y nos dedicáramos a expandirnos por los pequeños mundos nacientes que nos abrían miles de nuevas oportunidades y sensaciones.
Mi familia duró aún menos. Mezquinos unos, y los otros más, nos separamos poco a poco. Las diferencias crecieron, se conformaron dos bandos, se declaro la guerra… y entonces, cuando teníamos nuestras fuerzas fragmentadas, vinieron Ellos a terminar con nuestro reinado. Nada pudimos hacer. Sólo perdernos en el Sueño Eterno para curar nuestras heridas…
… y poco a poco, nuestro poder creció…
Aquí sigo yo, respirando, tranquila, atrapada bajo el hechizo de las pulsaciones rítmicas de las estrellas. La música de esas esferas que me han acompañado tanto tiempo…
La hora esta cerca. Mis ojos pronto dejaran su oscuridad… puedo escucharla…