Princesse du Jaune I

Sinopsis: Silenciosa, altanera, guardas tus inconfesables secretos bajo sonrisas burlonas; hermosa, fatal, eterna… pálida, fría, muerta… destructora y vengadora, la precursora de Sehkmet, aquella que azoto las viejas civilizaciones… ¿qué ocultas? ¿quién eres?


 

I. Carmín

La primera vez que la vi, no fui consciente de su presencia. Era como un fantasma, una ilusión, un sueño intermitente que aparecía por segundos y no dejaba huella a su paso.

Me quede observando ese punto lustroso en el horizonte, que iba y venía, danzando con el viento y la luz, fundiéndose en ellos… me reí tontamente, embobada ante ese juego inusual de la naturaleza; un poco a la derecha, desaparece, ahora esta arriba, sale del suelo…

… y de repente, la mancha carmesí que yo creía lejana, llego frente a mis ojos y se transformo en una sonriente doncella. Algo en ella no me terminaba de agradar, y sin embargo, engatusada por su increíble belleza, hice a un lado mis cosas para dejarla sentar a mi lado.

Ella, encantada con mi silenciosa invitación, se dejo caer de inmediato sobre el césped, recargándose y disfrutando de la sombra del árbol en esa calurosa tarde de verano.

¿O era primavera?

Ya no sé, ya no logro recordarlo…

Poco después, sin pensármelo, empece a tomar confianza y decir todo aquello que se me venía a la mente. Muchas fueron tonterías, pero nunca soy tan inocente, e incorpore algunas metáforas para probar a mi acompañante. Ese ser salido de la nada me despertaba un curiosidad inmensa.

Ella las noto todas. Y las respondió con una inteligencia inhumana. Cosas que yo jamás había imaginado, creído o pensando, fluían rápidamente en sus respuestas, inundando mi cabeza con sueños de caos, locura y creación. Los colores en mi mundo, que hasta entonces creía brillantes, se tornaron opacos y carentes de vida. Una nueva visión había llegado hasta mí.

La observe incrédula, tal vez temerosa… me concentre en sus pálidos ojos grises, olvidando su nívea tez y sus cabellos ensortijados de fuego. Era su mirada contra la mía. Ninguna de las dos cedió. Y, como si de un milagro se tratara, miles de murmullos inundaron nuestro silencio; intercambiamos escenas secretas de nuestras vidas; nos hicimos confidentes, amigas y socias.

… sólo entonces pude ser admitir quién… no, más bien… qué era ella…

… porque en el fondo, siempre lo supe.

 


Como Literativa.com quebró, murió, desapareció, fue comida por aliens… pongo estos micro-capítulos acá, para que quede constancia, a ver si voy rescatando más “cosas viejas decentes” de entre mis archivos lol